Identificar falsificaciones de arte es difícil y bastante caro.
Actualmente para detectar obras falsificadas se realizan espectroscopías infrarrojas, dataciones radiométrica y/o cromatografías de gases.
Un nuevo avance tecnológico podría saltarse todos esos procesos, y detectar una falsificación con sólo observar los trazos que componen una obra.
Se trata de un dispositivo de inteligencia artificial desarrollado por un equipo de investigación estadounidense de la Universidad de Rutgers, y holandés del Estudio de Restauración e Investigación de Pinturas, capaz de detectar la autenticidad de las obras de arte mediante trazos.
Los cimientos de este sistema radican en una red neuronal recurrente (RNN) y en un algoritmo de aprendizaje automático, capaz de detectar las características específicas de cada artista para identificar sus trazos en determinadas obras.
Para ello, el programa se centra en la fuerza o presión aplicada a lo largo de un trazo, siendo capaz de ofrecer resultados con un alto porcentaje de éxito convirtiéndose en un método potente y eficaz en la detección de falsificaciones artísticas.
Esta técnica, solo es efectiva cuando las líneas son claras y definidas, por lo que es inservible para las obras cuyos trazos se difuminan.